Diario Médico, 11 de Diciembre de 2007.
Un 5 por ciento de los ancianos en Cataluña sufren maltratos y el maltratador normalmente es un familiar o una persona de su confianza, según la Guía Prevenir y Actuar contra los Maltratos a las Personas Mayores, que ha presentado la Fundación Viure i Conviure de Caixa Catalunya durante el Pleno del Consejo de la Gente Mayor de Cataluña, celebrado en Barcelona. Según la guía, generalmente el perfil del maltratador es el de una persona que sufre alguna enfermedad mental o adicción, que convive con la persona que tiene a su cargo y que depende económicamente de ella. La baja autoestima y el sentimiento de desbordamiento a causa de la responsabilidad son también rasgos característicos de los maltratadores.
Ante el incremento del número de ancianos maltratados, los autores del manual -dos médicos, una psicóloga, una trabajadora social y un abogado- pretenden dar las claves para detectar y solucionar estas situaciones. La guía establece tres tipos de maltratos: abuso, cuando se utiliza la fuerza o el poder sobre un anciano; negligencia, si una carencia de atención es lo que origina el maltrato, y vulneración, cuando se perjudican o no se respetan los derechos de las personas. Sin embargo, los malos tratos a los ancianos no se han detectado sólo en el ámbito doméstico, sino que la guía constata que en el institucional y en el social también se producen. En general, los factores de riesgo que propician estas situaciones son la vulnerabilidad de las personas en edad avanzada, las condiciones económicas, el aislamiento social. Las víctimas sufren la situación en silencio, pero hay indicios que pueden ayudar a detectarlo: si hay movimientos extraños en la cuenta corriente del anciano, si los familiares le impiden recibir visitas o si presenta un aspecto físico descuidado, está desnutrido o deshidratado y tiene una actitud inquieta o de temor.
Ante el incremento del número de ancianos maltratados, los autores del manual -dos médicos, una psicóloga, una trabajadora social y un abogado- pretenden dar las claves para detectar y solucionar estas situaciones. La guía establece tres tipos de maltratos: abuso, cuando se utiliza la fuerza o el poder sobre un anciano; negligencia, si una carencia de atención es lo que origina el maltrato, y vulneración, cuando se perjudican o no se respetan los derechos de las personas. Sin embargo, los malos tratos a los ancianos no se han detectado sólo en el ámbito doméstico, sino que la guía constata que en el institucional y en el social también se producen. En general, los factores de riesgo que propician estas situaciones son la vulnerabilidad de las personas en edad avanzada, las condiciones económicas, el aislamiento social. Las víctimas sufren la situación en silencio, pero hay indicios que pueden ayudar a detectarlo: si hay movimientos extraños en la cuenta corriente del anciano, si los familiares le impiden recibir visitas o si presenta un aspecto físico descuidado, está desnutrido o deshidratado y tiene una actitud inquieta o de temor.
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